Se ha considerado a Dionisio Areopagita como el más esteta de los
pensadores cristianos en cuanto en su afán de expresar la absoluta
Trascendencia del Misterio divino no deja de lado el valor de lo
sensible como medio manifestativo, expresivo y camino para su encuentro.
Sin embargo, cabe preguntarse qué sentido conceder a lo estético en su pensamiento que no quede reducido a mera nominación de la belleza, o expresado en otras palabras: ¿puede considerarse la experiencia estética como una experiencia mística?
El presente trabajo intentará responder a tal interrogante al relacionar Sobre la teología mística y Sobre la jerarquía eclesiástica a través de un análisis textual y contextual de la expresión tá mystiká theámata, ya que considera que radica ahí todo el sentido de una experiencia estética que puede comprenderse no sólo como un percibir (aisthanómai) a Dios sino mucho más como experimentar/padecer (pascheîn) su Presencia.
Sin embargo, cabe preguntarse qué sentido conceder a lo estético en su pensamiento que no quede reducido a mera nominación de la belleza, o expresado en otras palabras: ¿puede considerarse la experiencia estética como una experiencia mística?
El presente trabajo intentará responder a tal interrogante al relacionar Sobre la teología mística y Sobre la jerarquía eclesiástica a través de un análisis textual y contextual de la expresión tá mystiká theámata, ya que considera que radica ahí todo el sentido de una experiencia estética que puede comprenderse no sólo como un percibir (aisthanómai) a Dios sino mucho más como experimentar/padecer (pascheîn) su Presencia.
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